GLAMBICONOS | BRIGITTE BARDOT


Hoy en Glambiconos: las apariencias engañan.

Brigitte Bardot tuvo el mundo a sus pies. Fueron los talentos y atributos de la actriz y cantante francesa los que la llevaron a la fama mundial.
Catalogada como icono de moda, de belleza, musa de grandes artistas y símbolo sexual a mitad del siglo XX; uno podría creer que su vida no podría haber sido más perfecta.


Pero como escribí al principio, las apariencias engañan. Hace pocos días en una entrevista al prestigioso periódico francés Le Figaro, con la sensatez que dan los años -ya son 82-; Brigitte Bardot declaró lo que ha sido su realidad:

"He sido prisionera de mi físico, de mi imagen, de mí. Nunca he podido llevar una vida normal. Ir a tomar una copa a un restaurante. Caminar por la calle para mirar escaparates"... "Estuve incluso acomplejada por mi cara. No podía creer que se me quería por mi belleza: había muchas otras mujeres mucho más guapas.
¡Ahora me digo que tendría que haber estado mucho más segura de mí misma! Pero sobre todo, me habría gustado que se hubiera tenido sobre mí una mirada más amable".


Brigitte Bardot en el ocaso de su vida. Fotografía de Eric Feferberg
Estoy segura que no fue una confesión sencilla para Bardot, de haberlo sido esas palabras nos hubieran llegado hace mucho tiempo cuando ella decidió retirarse de la vida pública. Precisamente por eso nos deja grandes enseñanzas:

Que vivir exclusivamente de apariencia y para los demás deja enormes vacíos. Que cada paso y momento de tu vida deba ser estrictamente aprobado por las miradas externas no es sano. Que la perfección no existe. Que creer que las celebridades que admiramos viven en un cuento de hadas, es un espejismo.


Brigitte Bardot por Nicolas Tikhomiroff, 1958
Brigitte nos enseña que el ojo público es cruel. Que los famosos '15 minutos de fama' tienen cuenta de cobro. Que la popularidad se paga con la intimidad. Y que no hay nada más valioso que la privacidad.


Brigitte Bardot en su apartmento en Paris, 1958
Y me parece sobre todo una gran lección para estos tiempos digitales en los que es tan fácil sobreexponer nuestra vida íntima, sin necesidad de fama porque ahora cualquiera puede hacerlo y luego ser víctima de ello. Nos exponemos sin saber lo que implica a futuro. Somos más que una foto de perfil perfecta con hambre de likes -o aceptación-. Somos más que lo que la presión social nos hace ser.

Que estemos hiperconectados y tener la información que queramos a nuestra disposición NO significa el saber todo de quienes seguimos y admiramos. Que quizás la persona al otro lado de la pantalla no quiere un comentario, quiere un abrazo. Que una galería llena de sonrisas puede esconder un día a día lleno de tristezas.

Fotografía de Henri Dauman
Las palabras de BB nos confirman que las apariencias engañan, y que la vida no debe estar exclusivamente dedicada a ellas porque podrían empujarnos al abismo.

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